Acompaño a mi sombra por la avenida. Mis pasos se pierden entre tanta gente, busco una puerta, una salida donde convivan pasado y presente.
De pronto me paro, alguien me observa, levanto la vista y me encuentro con ella.
Ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo la Puerta de Alcalá.
Miro de frente y me pierdo en sus ojos, sus arcos me vigilan, su sombra me acompaña, no intento esconderme. Nadie la engaña, toda la vida pasa por su mirada.
Mírala, mírala, la Puerta de Alcalá.
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